Estudio epidemiológico de la pelagra en una comunidad rural.

A fines del siglo pasado se publicaron los primeros trabajos sobre las características clínicas y epidemiológicas del sindrome de la pelagra en la República Mexicana; éstos y la mayor parte de los realizados posteriormente se llevaron a cabo en la península de Yucatán. Por medio de las diferentes encuestas clínicas realizadas por el Instituto Nacional de Nutrición, se sabe que el síndrome de la pelagra sólo es endémico en el sureste del país, en los Estados de Yucatán y Campeche, y que se presentan casos esporádicos en casi todo el medio rural, sobre todo en las zonas montañosas del sur y en el altiplano. A pesar de que este trabajo de encuestas ha sido bastante extenso, no se han determinado en forma precisa algunas de las características epidemiológicas del síndrome. 

METODOS 

Se estudiaron todos los casos de pelagra que se presentaron a consulta, ya sea en forma espontánea o llamados por una enfermera que, periódicamente, visitaba todas las casas de la comunidad. No se logró examinar la totalidad de ellos debido a que varios pacientes se negaron a acudir al servicio médico gratuito que se les ofrecía. El número de éstos fue alrededor de 20. En total se estudiaron 44 casos, y a todos se les hizo, en forma sistemática y completa, estudio sociológico de la familia; estudio dietético durante una semana; historia clínica completa, citología hemiítica y examen coprológico ; y evaluación del tratamiento instituido. Para estos estudios se contó con la ayuda de una enfermera que realizó el trabajo social en los hogares. KO se estudiaron niños, ya que el cuadro en ellos presenta otras características tanto etiopatogénicas como clínicas. El 63,6% de los casos fueron del sexo femenino y el 36,4%, del masculino. Su edad varió de 16 a 70 años, con una media de 42 años y una distribución por décadas bastante homogénea. Para estudiar los efectos del tratamiento, se dividió a los enfermos en dos grupos; a los del primero se les administro el tratamiento tradicional en el área, con amida del ácido isonicotínico en dosis altas (500 mg. diarios en 2 dosis, por vía intravenosa o intramuscular, por 5 días; un período igual de descanso, y después, repetición del mismo tratamiento). A los del segundo grupo se les administraron placebos, y se les recomendó una dieta alta en proteínas (huevos, 120 g.; leche, 500 ml.; carne, 150 g., y frijol, 80 g.), además de su alimentación habitual y suficiente en los otros nutrientes. Para que los enfermos consumieran la dieta, se les ayudó con parte de la alimentación, y se realizó un programa educativo.

Datos sobre la alimentación 

La base de la alimentación en todos los casos fue el maíz, preparado en forma de tortilla, con la diferencia de que en esta área, al igual que en toda la zona maya de la península de Yucatán, lo lavan hasta diez veces después de hervirlo con cal; por este procedimiento el maíz pierde hasta el 30 % de la proteína (3). Por lo menos una vez al día consumen frijol negro cocido sin grasa. La mitad de los pacientes tomaban además alguna proteína animal todos los días. En el cuadro No. 1 se presenta el promedio de consumo de nutrientes, comparado con lo recomendado. La dieta estudiada es muy pobre en cantidad, pues corresponde a poco más de la mitad de las calorías necesarias para una persona de actividad media. El consumo proteico es bajo (58%) comparado con las recomendaciones del Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos (5); además, la proteína es de mala calidad y el triptófano es el aminoácido limitante; la calificación proteica de la dieta media es de 59,5. Si el consumo de proteínas se compara con las cantidades recomendadas por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (6), que se pueden considerar muy cercanas a las necesidades mínimas y que para el grupo estudiado serían de 32,3 g., se ve que hay una deficiencia acentuada (ll %). Debido a que la ingesta del triptófano es baja (además de ser el aminoácido limitante) como lo es también la de niacina (4,6 mg.), el promedio de “equivalentes” es de 9,9 mg. f 3.5 (mujeres, 9,7, y hombres, 10,5 mg.), que equivale al 56% de la cantidad recomendada.

 El estudio demostró la alta endemicidad de la pelagra en el área, y puso de relieve su importancia, pues anualmente cerca del 4% de los adultos padecen el síndrome. Es muy posible que haya brotes epidémicos durante la época de la siembra previa a la estación de la lluvias; también es allí la época de más calor y soleamiento. El hecho de haber encontrado más casos en mujeres que en hombres puede explicarse porque 9 de las primeras tenían requerimientos nutricionales agravados por embarazo y lactancia. El estudio de antecedentes muestra claramente que la enfermedad es familiar, ya que el síndrome se había presentado previamente en algún miembro de la familia en el 75 % de los casos. La distribución por edades fue homogénea, tanto en jóvenes (sobre todo mujeres), como en personas de edad (sobre todo en hombres). Todos los casos, con excepción de 5, pertenecía al estrato más pobre de la comunidad: familias sin tierra, con frecuencia sin trabajo y de un nivel educativo y económico muy bajo. De los 5 casos que tenían recursos  aceptables, tanto económicos como educativos, 4 eran alcohólicos crónicos.


La investigación se hizo para precisar algunos datos epidemiológicos de la pelagra en una comunidad rural, conocer las características clínicas de los enfermos de su medio natural y evaluar algunos aspectos del tratamiento. Se estudiaron 44 adultos con pelagra, y la mayoría fueron del sexo femenino (63,6 %), quizá debido a que la tercera parte de ellas tenían requerimientos nutricionales agravados por embarazo y lactancia

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